Hoy domingo hemos preparado unos “judiones del Barco de Ávila con chorizo” que estaban de vicio. Hemos seguido la receta tradicional de este plato de la Sierra de Gredos, eso sí, utilizando ingredientes de calidad. Con fundamento, como diría el del perejil… y nada de arrebatar el guiso con una olla a presión… cociendose todo durante más de dos horas.
Y es que después de comer nos hemos pegado una buena sesión de trabajo. Mi amigo David ha traído una mula mecánica para roturar el terreno. Cuco y Mari quieren cesped y a mí me interesa que la tierra esté removida para que las tortugas puedan excavar para poner los huevos. Un trabajo duro (sobre todo después de los judiones) pero que hemos regado abundantemente con “agua de valencia”.
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